Marcus Goldman es un escritor cuyo primer libro fue un éxito nacional, su compañía editorial lo está presionando para que saque un nuevo libro antes de que se pase el furor de su primer entrega. Pero el gran problema de Marcus es que se enfrenta a la tan temida página en blanco, así que recurre a su mentor ; Harry Quebert, autor norteamericano consagrado, al estar en casa de Harry, Marcus descubre un enorme secreto que Harry ha guardado por 30 años, pero no es sino hasta que Harry se ven envuelto en un proceso judicial en el que se le acusa del asesinato de la pequeña Nola Kellergan que Markus se ve obligado a defender la inocencia de su mejor amigo y mentor, ayudando a la policía a esclarecer el caso.
Por todos lados encontraba reseñas que hablaban las mil maravillas de este libro, que no podías parar de leerlo, que si era una obra maestra y mil elogios más. Lo compré para no dejar de leer lo que se vociferaba era una obra de arte. En pocas palabras las expectativas eran muy altas.
Comencé a leerlo y la verdad es que el libro tiene una trama que te atrapa completamente, da giros inesperados y es como estar mirando una serie a lo CSI, todo el tiempo estás tratando de adivinar quien es el asesino, conforme aumenta tu lista de sospechosos y te quiebras la cabeza tratando de dar con las razones que cada uno habría tenido para asesinar a la tan querida Nola.
Y hablando de Nola, es un personaje sumamente interesante, pues conforme avanzan las investigaciones del libro te vas dando cuenta de que no es precisamente la niña que todos creían que era. En el libro se ve desde mi perspectiva de forma superficial digamos, los problemas que tenía Nola. Pero a pesar de eso no te quedan dudas de sus motivos y el porqué ella reaccionaba de cierta forma. El secreto sobre este libro es que todos tienen un trozo de verdad.
A pesar de que me gustó bastante y de que es el tipo de libro que tiende a atraparme creo que se han creado demasiadas expectativas a su alrededor lo que hizo que al final me sintiera un poco decepcionada porque no había encontrado en él la gran obra que me prometieron.
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